La vida de un aventurero no siempre es de color de rosa, y Belgrieve lo descubre de la forma más dura cuando en un difícil encuentro poco después de haber partido a buscar fama y fortuna, pierde una pierna, y con ello la opción de perseguir sus sueños. Pese a todo, el destino tiene una sorpresa reserva para este ahora aventurero retirado. Un día, recolectando hierbas en el desierto, se encuentra a una niña abandonada. No tarda en tomar la decisión de acogerla y criarla como su propia hija, así que decide llamarla Angeline. Los años pasan y Angeline se convierte en una aventurera de rango S por mérito propio, aunque tras labrarse un nombre, descubre que no hay fama, fortuna ni poder que le interesen tanto como lo que de verdad quiere: volver a ver a su padre.